La inspiración está en cualquier parte, solo hay que saber mirar.
En un escaparate cualquiera.
Cuatro latas y una lámpara: un precioso bodegón.
En un simple detalle, donde la casualidad crea una asombrosa combinación de color pastel.
En una calle cualquiera .
La belleza de lo simple y lo autentico.
En rincones así no son necesarias las luces de neón.
Tienes toda la razón, la tienda es una verdadera monada.
ResponderEliminarUn abrazo
yo soy de contrastes.
ResponderEliminarun Tokio y una esquina de otro tiempo
ja,ja, no se por que pero me suena mucho esa calle...sera por que paso por ella todos los dias?
ResponderEliminarSaludos wuapa,
Así es.
ResponderEliminarains, qué razón tienes! me gustan muuucho más los pasteles que los neones
ResponderEliminarMuy enfadada estoy... has venido, te has paseado por mi territorio, a dos pasos de mi castillo y ni te has dignado a rendir pleitesía con un café....
ResponderEliminarAsí no.....
Es inspirador el triangulo que se crea en esa zona, un triangulo con fuerzas cósmicas y en tonos pastel...
ResponderEliminarY no hacen falta luces...qué razón tienes.Precioso rincón.
ResponderEliminarCuanta razón en tan poquitas palabras!
ResponderEliminarQue fotos mas monas.
Pasar por aqui da una aleghria a la vista.
Saluditos.
Lo sencillo puede llegar a ser más bello que la cosa más sofisticada.
ResponderEliminarIntento adivinar dónde está esa tienda... para ir yo también a ver ese escaparate
Algunos son increibles! y lo mejor de todo es que siguen explicando una historia...
ResponderEliminarUn saludo!
Es que este es un territorio muy especial. Haces bien con moverte por esos lares. Hay por allí unos cuantos castillos en los que no me importaría que me encerraran. Besos,
ResponderEliminarMaca
Son una maravilla, cuantas historias consigue en un espacio tan pequeño.
ResponderEliminarBesos.