Hay flores que no se pueden comprar porque sencillamente no se venden.
Flores rusticas que pueden ser tan bonitas y sofisticadas como las más caras flores de invernadero.
Un ejemplo: la cebolla.
Las cebollas olvidadas que no fueron recolectadas florecen de esta manera y con sus altos tallos parecen decir: ¡estoy aquí, ¿porqué no me comiste!.
(Este campo de flores de cebolla es resultado del despiste de quien lo sembró, el próximo año probablemente no habrá flores , se recolectaran todas, pues teniendo en cuenta que si hay que pagar a políticos sin vergüenza ni moralidad, sueldos vitalicios, indemnizaciones millonarias a millonarios y rescates a bancos sin escrúpulos tendremos que comer pan y cebolla.)
¡Lo que hay que ver!
3 comentarios:
Una de mis flores favoritas son unas muy pequeñitas que acá en Argentina se les llama Nomeolvides, crecen libres y es imposible comprarlas.
Beso!
Siempre he sido fan absoluta de las flores de la cebolla, aunque se hace muy difícil poder cortarlas. Has sido una suertuda!
Me gustan,pero me pregunto si una vez en casa desprenden olor.En realidad que más da son bonitas.
Publicar un comentario