Tenía una colección de conchas, estaba formada por las más bonitas que había traído al mar a la orilla justo en el momento en el que yo pasaba por allí para encontrarlas. Así que se puede decir que era el azar el que las ponía a mis pies , el azar y las olas que tal y como las dejaban parecían decir: piensa rápido si coges esta concha que en cuestión de segundos me la vuelvo a llevar.
Me gustaba clasificarlas por tipos y colores, organizarlas y dibujarlas a mi manera con mi reducida caja de lápices acuarelables (que contenía exactamente 5 lápices y medio, el medio era el negro ).
Hoy encontré los dibujos escaneados, las conchas se mezclaron con muchas otras y esperan en botes de cristal a que un dia decida volver a jugar con ellas
Los dibujos originales los perdí para siempre como se pierden a las personas.
Cuando se regala un dibujo se regala algo más que un objeto.
Se regala una sensación, un estado de ánimo, un sentimiento, la percepción de un color, un sentimiento y la emoción de verlo acabado. Todo eso se pierde cuando la persona que lo recibió sale de tu vida , entonces te arrepientes de haber dado un trocito de ti a alguien que ahora no se lo merece.
¡Quiero que me devuelvan mis dibujos!